En su primera obra, ‘The No Asshole Rule’, Robert Sutton, socio de IDEO y cofundador del Hasso Plattner Institute of Design, también conocido como Stanford D-School, abogaba por un entorno de trabajo en el que la armonía y el respeto se convertían en catalizadores de la creatividad y el alto rendimiento. En esta entrevista, el profesor de Stanford nos habla sobre las diferencias clave entre jefes “buenos” y “malos”.
Robert Sutton: "Los jefes más efectivos están en suficiente sintonía con las personas para saber cuándo presionar y cuándo retirarse"
SW
Stephen Watt
Business Review (Núm. 202) · Habilidades directivas · Junio 2011
Business & Technology (Núm. 11) · Habilidades directivas · Enero 2015
Stephen Watt: Su trabajo ha demostrado que empresas como General Electric y Procter & Gamble preparan a sus líderes para que sean "buenos jefes". ¿Cómo define ese término?
Robert Sutton: Existe un ingente conjunto de investigaciones sobre lo que se necesita para ser un buen jefe, y la definición incluye ser competente y tratar a los empleados con respeto. También significa ser capaz de inspirar a las personas y estructurar las tareas de tal modo que generen resultados. Esta definición de ser un buen jefe es aplicable a todo, desde los equipos de béisbol hasta la alta dirección de las compañías del Fortune 500. A.G. Lafley, el antiguo consejero delegado de Procter & Gamble, constituye un buen ejemplo de gestión efectiva. Sus antiguos colegas y subordinados aún hablan de lo paciente, persistente y comprensivo que era durante la década que dirigió la compañía. Si analizamos la transformación de P&G que llevó a cabo Lafley, es posible que muchos de los cambios que realizó parezcan pequeños, incluso triviales. Solía decir cosas como: "El cliente es el jefe" y "Tiene que ser tan sencillo como si fuera de Barrio Sésamo", una y otra vez. Su persistencia y su capacidad para centrarse en todos los niveles de la organización se pueden considerar signos característicos de un gran jefe.
Aunque los consejeros delegados se llevan la mayor parte de la culpa o del prestigio del fracaso o del éxito de una empresa, usted ha afirmado que nunca deberíamos pasar por alto el poder de los empleados normales y trabajadores. ¿Podría explicar esta afirmación?
Los líderes de las grandes corporaciones tienden a recibir más prestigio y más culpas de lo que se merecen; eso es sencillamente lo que les ha tocado en la vida. Sin embargo, James March, posiblemente uno de los teóricos de la organización más influyentes del mundo, sostiene que la competencia en una empresa es más importante que las decisiones tomadas por la alta dirección. Además, hay interesantes estudios del Gallup Management Journal que indican que contar con un gran porcentaje de directivos efectivo es más predictivo del éxito de una empresa que contar un gran jefe sin más. El éxito de empresas como P&G y GE va más allá de las personas que ocupan los altos cargos y se extiende al modo en el que estas compañías cultivan el liderazgo en tod...
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Stephen Watt
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Profesor del Computer Science Department de la University of Western Ontario.
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TP