¿Cómo hay que comunicar las noticias, en particular si son malas?
¿De qué forma puede evitarse que una mala comunicación haga que las malas noticias causen daños y tornen una situación complicada en algo todavía peor?
¿Cómo hay que comunicar las noticias, en particular si son malas?
¿De qué forma puede evitarse que una mala comunicación haga que las malas noticias causen daños y tornen una situación complicada en algo todavía peor?
Ante la gestión de las malas noticias, existen diferentes temas clave a tratar. Por un lado, la comunicación de las malas noticias la lleva a cabo, en muchas ocasiones, alguien que ha sido también responsable de la toma de decisiones previa (que ha podido tener consecuencias, de manera directa o indirecta, en esa situación). Existe, por tanto, una fuerte relación e interacción entre la decisión y la noticia, entre la manera de tomarla y la forma de comunicarla. Por otro lado, hay que comunicar la decisión que se ha tomado de manera que tenga los menores efectos desfavorables posibles. En el extremo, esto acaba traduciéndose en lo que podemos llamar comunicación “técnico-manipulativa”. O, en otras palabras, en aquella en la que se ponen de relieve los aspectos positivos de la decisión (“dorando la píldora”, como se denomina coloquialmente), quitando importancia a los aspectos negativos –que tal vez sean predominantes para dichos empleados– o escondiéndolos. La relación de este tipo de situaciones con la justicia es a todas luces evidente. Las decisiones deben tomarse de una manera justa, entendiendo que la justicia no significa ir a favor de nadie (ni de los de arriba ni de los de abajo), sino que implica respetar los legítimos derechos de todos los actores, y comprendiendo también que dichas decisiones han de basarse en una estimación razonable y realista de lo que puede suceder en el futuro. Además, hemos de tener en cuenta que la justicia tiene una íntima relación con los sistemas de control establecidos por la empresa, que sirven como base para la evaluación de la actuación de las personas, por la que se les asignan premios o castigos. En este artículo trataremos de poner de manifiesto estas relaciones, y mostraremos cómo los sistemas de control formales (es decir, todos aquellos basados en una aplicación mecánica de normas concretas) son claramente insuficientes para alcanzar el ideal de justicia.
Sistemas de control formales e informales
Los sistemas de control cuentan con procedimientos formales e informales. El sistema de control formal consiste, esencialmente, en: • Un método (cuantitativo) de medición de la actuación de las personas.
• Un procedimiento de evaluación.
• Un sistema de incentivos asociado a los dos elementos anteriores.
El sistema de control formal puede funcionar de una manera puramente mecánica, como un mecanismo físico o electrónico. De hecho, la expre...
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Profesor de Contabilidad y Control y Director de la Cátedra "Crèdit Andorrà" de Mercados, Organizaciones y Humanismo de IESE Business School
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Investigadora de la Cátedra "Crèdit Andorrà" de Mercados, Organizaciones y Humanismo de IESE Business School